Una iniciativa destinada a animar a la mujer a entrar en el mundo del arbitraje con una meta muy clara: acercar las cifras. Si en el baloncesto madrileño el porcentaje de jugadoras es del 31,3 por ciento sobre el total de licencias, el de mujeres árbitro no llega al 10 por ciento; poco más de 50 mujeres dirigen partidos de competiciones federadas o municipales entre cerca de 600 hombres. El curso ha comenzado con buenas sensaciones: esas 23 inscripciones femeninas, en tres semanas, son las que se suelen producir en todo un año.
Rafael Fernández, presidente del Comité de Árbitros, explica el porqué del curso: "Llevamos muchos años trabajando con mujeres, pero se apuntan muy pocas a los cursos, y, de las que lo hacen, muchas abandonan pronto el arbitraje. Hemos analizado los posibles motivos y uno puede ser que al empezar, en los cursos, la gran mayoría son chicos. Ellan son excepciones, una minoría... Hemos pensado que en un entorno solo femenino a lo mejor se apuntaban más. Era un intento, una prueba que no sabíamos cómo iba a salir, y el resultado ha sido muy positivo: de apuntarse 3 o 4 mujeres entre 25, hemos pasado a 23 inscripciones. Parece que así, al no ser tan minoritarias, las animamos a dar el primer paso".
El curso enlaza con el programa Universo Mujer de la FEB, que tiene como objetivo potenciar el rol de la mujer en el baloncesto. "El porcentaje de jugadoras es superior al 30 por ciento, cuando el de árbitros no llega al 10. Es evidente que algo está pasando y es lo que queremos cambiar, queremos acercarnos a esos números, porque las mujeres tienen mucho que aportar en este deporte desde todos los ámbitos", explica Rafael Fernández, que insiste en que "este curso es un estímulo. Queremos animarlas a que prueben y después intentar fidelizar su estancia en el arbitraje".
El curso tiene los mismos requisitos y condiciones que cualquier otro y las alumnas que lo aprueben (suele hacerlo entre el 80 y el 90 por ciento) comenzarán a dirigir partidos de minibasket. "Es todo igual que en cualquier otro curso. Se les va a pedir lo mismo y la formación es la misma", afirma el presidente del Comité. Rafael Fernández no descarta la convocatoria de un segundo curso femenino "si con ello conseguimos tener más mujeres en el arbitraje, aunque ojalá en un futuro no tengamos que hacerlo y en cualquier curso de árbitro el porcentaje de mujeres sea más equilibrado".
Las 23 alumnas de este primer curso femenino oscilan entre los 16 años, la edad mínima para inscribirse, y los 45. Este último caso es el de Olga Marín, que se ha apuntado al curso junto con su hija Andrea. Olga afirma que el carácter solo femenino del curso ha sido uno de los factores clave: "Aparte de que ahora tengo tiempo, ver que era un curso solo de mujeres me ha motivado mucho más a hacerlo, quizá porque te sientes más a gusto. Yo tenía muchas ganas, me he apuntado y mi hija ha venido detrás..." La inmensa mayoría de las alumnas del curso se toman el arbitraje como una forma de ver desde otro prisma el baloncesto, un deporte al que ya están ligadas como jugadoras, entrenadoras o auxiliares de mesa, pero no hay que olvidar que en el arbitraje también se asciende. De hecho, en la dos últimas temporadas, dos árbitros de la FBM, Sara Peláez y Asunción Langa, han subido al Grupo II (categoría nacional). Langa es una de las profesoras del curso, junto a Alejandro Aranzana.